Para nuestra sorpresa vimos lo que ahora nos inspira este artículo: una pintada sobre una lápida conmemorativa bajomedieval. Está en la parte baja del torreón del toledano Puente de Alcántara.
Esta frase no sería más que una simple declaración de amor si no estuviera en un monumento nacional.
La pintura negra contrasta sobre la piedra blanca de mármol, el amor gana a la Historia… y le pintarrajea en su vetusta cara.
El autor o autora parece que no debía conocer que esa simple lápida tiene una historia enorme detrás. Que su amor puede ser eterno pero que la lápida tiene más de cinco siglos, casi una eternidad.
La lápida se fecha concretamente en 1484, siendo corregidor de Toledo el poeta y dramaturgo Gómez Manrique, nombrado siete años antes por los Reyes Católicos. En ella también se hace referencia a las tres plazas conquistadas por las tropas cristianas en la Guerra de Granada introduciéndonos en el contexto histórico.
Pero, a parte de una declaración de amor, también es una señal de la cultura de aquel que lo escribe, de su respeto por el patrimonio. (Además, quiero es con “q”, porque si querías ahorrar letras tenías que haber quitado la “e” de la primera palabra también).
No nos damos cuenta que muchas veces tenemos acceso a elementos históricos que bien podrían estar detrás de una vitrina en un museo. En una ciudad con un patrimonio tan vasto como Toledo es una constante. Tampoco somos conscientes de que lo podemos ver en su lugar original, eso es un privilegio que estos inconscientes nos van terminar robando.
La solución inmediata es que se hagan copias y se trasladen los originales a buen recaudo por el incivismo, o que se pongan lunas de vidrio que protejan estos elementos históricos.
La solución a largo plazo es la educación y la ley. Las dos dependen de los poderes públicos y cuestan mucho dinero, esfuerzo e inteligencia en su diseño.
Pequeños atentados al patrimonio
Estos son parte de los pequeños atentados al patrimonio que se realizan hoy en día.
En esa misma lápida hay otra pintada y en el puente… hasta candados del amor. Sin comentarios.
En la misma ciudad de Toledo desapareció parte de una columna de la fachada del Convento de San Clemente. Las motivaciones pueden ser diferentes, pero en ellos existe el denominador común del poco respeto a la cultura.
No es un gusto purista por verlo como nunca estuvo, no es querer una ciudad-escenario, es no manchar el pasado o dificultar su estudio Tampoco es estar contra los grafitis si estos no están sobre elementos históricos.
Este artículo pretende ser una denuncia de ello, si os gusta haceros eco, tuitear o darle a me gusta.
Para terminar pensamos, sinceramente, que… es una pena que Loli no lo lea y monte en cólera por tan estúpida demostración de amor.
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