Esto días ha saltado a los medios de comunicación la noticia de que el Museo Nacional de Dinamarca cambiará todas las palabras que sean potencialmente ofensivas de los títulos y descripciones de las obras de arte expuestas. Se usarán otros términos más neutrales. Entre estas palabras está el término neger, ya que en danés para referirse de forma peyorativa a una persona negra, o el de hotenttot, en referencia al grupo étnico africano khoikhoi. Estas se eliminarán de todas las obras del Museo para ser sustituidas por «africano» o «afroamericano». En total serán 14 obras las afectadas por estos cambios.
Lo mismo ocurría en Rijksmuseum de Ámsterdam, vocablos como indio, negro, moro o enano serán eliminados en casi 300 de sus obras.
Nos preguntamos, ¿debe el museo adaptar su lenguaje?
Pensamos que sí, que los museos deben cambiar su lenguaje cuando sea necesario porque este va cambiando y dentro del lenguaje están los títulos de las obras. Pero también cabe la posibilidad de que lo despectivo forme parte de la obra y sea “una provocación” del artista. Estos casos se pueden dar en la historia más reciente del arte.
Generalmente los títulos de las obras se pusieron en momentos diferentes a los que vivimos e incluso en los que se crearon. Al final el título debe resumir la obra y es necesario para poder referirse a ella, para su clasificación. Sería como el nombre de cada persona.
También se debe valorar si el título refleja cómo pensaban aquellas personas que se lo pusieron, de forma que el título forme parte de la historia de la propia pieza. Por ello todo esto se debe explicar para no caer en el presentismo, es decir, en que la mirada de las cosas sea únicamente la del tiempo presente.
Si hablamos más en general esto debería afectar a todo lo escrito, lo comunicado, del museo, cartelería, hojas de sala, audioguías, vídeos, etc.
Al final el museo tendrá que adoptar un criterio y adaptarse a los tiempos actuales y cómo habla el público que lo visita.
El lenguaje es rico y pueden usarse muchas palabras equivalentes. Además esto no parece que afecte a un gran número de obras.
En la foto que ponemos aquí se describe la pieza como “Máquina para ojete”. Para mentes retorcidas podría dar lugar a malentendidos, y si no es estrictamente necesario quedaría más claro si se pusiera “Máquina de hacer ojetes”.
Este equívoco es producto del desconocimiento de los significados de la palabra “ojete” ya que incluso en México significa “persona tonta” según RAE, pero hay que tener en cuenta el contexto y no llegar a ser retorcidos.
Capítulo aparte merecería el lenguaje sexista. Creemos que se tiene que tener en cuenta y que es mucho más que poner un “bienvenidas y bienvenidos”, es hacer un museo inclusivo.
Como vemos el tema del lenguaje en los museos y en cualquier lugar que va a ser objeto de la visita pública es algo que merece una reflexión.
Esperamos que os haya gustado el artículo y que os haga pensar un poco.
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