Hace algunos días la compañía Google anunció el fin de su programa “Explorer” por el que comercializaba las gafas Google Glass.
Muchos leyeron entre líneas deduciendo que la poderosa compañía californiana había tirado la toalla en uno de sus productos estrella.
La verdad es que parece eso: un frenazo en seco. Pero recordemos que siempre dijeron que era un prototipo.
1500 dólares, problemas de batería, conflicto de privacidad, baja capacidad… eran ingredientes para que los consumidores rechazáramos este producto.
Además, el interés de los desarrolladores disminuyó a pasos agigantados. Nosotros mismos nos llegamos a plantear si era posible empezar con ello. Pero al final pensamos que era demasiado pronto y la idea nos parecía demasiado feliz aún. Además ahora no eran algo que pudiera tener mucho público.
Para colmo distintas personas que estaban trabajando en el proyecto han dejado la compañía, como Babak Parviz, Adrian Wong y Ossama Alami.
Ya se han valorado suficientemente los encantos de las gafas de Google, valoremos ahora sus defectos.
Los defectos de las Google Glass
La batería dura poco. Se estima que unas 5 horas (si ya sufrimos con nuestros móviles, ahora le uniríamos las gafas si estas no cambiaran).
Privacidad. Uno de los principales defectos. No es lo mismo que te vean sacando una cámara de vídeo o de fotos, o tu propio móvil a que con una simple orden se comience a grabar todo lo que ves. Además casi de forma automática se comparte con geolocalización. Por el momento Google no quiere incluir el reconocimiento facial que ya tiene desarrollado en este dispositivo.
Esto también tienes una parte buena: puede ser interesante para las fuerzas y cuerpos de seguridad. La policía de Nueva York y la de Dubai lo han estudiado como herramienta para combatir el crimen.
Pocas funciones. Se pueden hacer fotos, vídeos, realizar búsquedas en google, consultar mapas y correo electrónico. Para muchos se podrían haber muchos más usos. A nosotros nos parece suficiente.
Mala suerte para los miopes, los que tienen astigmatismo, etc. Si usas gafas para corregir tus problemas de visión no verás nítidamente la información virtual. Quizás esto sea el menor de los problemas porque se resolvería agregando unos cristales graduados a las Google Glass.
Caras, muy caras. 1500 dólares duelen a cualquiera, por ese mismo precio puedes comprarte un ordenador de alta gama.
Google Glass en los museos
Parece que una buena idea el que los museos pudieran disponer de un servicio de préstamo de estas gafas o de contenidos que los visitantes pudieran descargar.
Tanto una vía como la otra, tal y como se ha planteado están abocadas al fracaso.
El préstamo de las gafas en el museo sería viable si su precio fuera considerablemente menos. Además, ocurriría como con las actuales audioguías dispensables: problemas de higiene, carga de baterías, control de devolución, roturas, etc.
La segunda posibilidad sería viable si mucha gente tuviera las gafas. De momento, y hasta dentro de mucho tiempo, no va a ser posible.
Una posibilidad muy buena sería el que nos guiase en el museo.
Como vemos todo hasta ahora se queda en posibilidades, esperanzas y posibles usos. Aún queda. Google ya avisó: es un prototipo.
Suponiendo que al final se solventen todos estos problemas, ¿se podrá tener un producto asequible al bolsillo del consumidor? Parece que es un gran reto y muchas son las empresas que luchan por sacar al mercado unas gafas parecidas.
Pero, no seamos ilusos, Google ya ha conseguido lo que quería, demostrar que es capaz de sacar un producto novedoso. Además, ha conseguido una información valiosísima por parte de los que la compraron y probaron, que le permitirá sacar un nuevo modelo mucho mejor. Creemos que Google Glass resucitará.
Por último os dejamos unos enlaces con personas que las han probado:
https://www.youtube.com/watch?v=l7_il0trVys
https://www.youtube.com/watch?v=HtW1viZTD4g
https://www.youtube.com/watch?v=paX4086mYAQ
¡Hasta el próximo artículo!
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