Algo que nos ha llamado la atención es la reacción de algunos guías turísticos que dicen verse amenazados porque los visitantes deciden conocer la ciudad acompañados por audioguías físicas, aplicaciones para móviles y otros sistemas.

Cualquier que no lo piense mucho puede pensar que es competencia. Cierto. Pero lo que no es normal es pensar que van a acabar con la profesión o que habría que prohibirlo.

Para aquellos que piensen que la competencia es mala, no vamos a poder hacer nada por darles otra visión.

El monopolio de la explicación es una utopía. Por esa misma regla de tres, deberían arder en plaza pública los libros que expliquen algo sobre la ciudad y las placas con descripciones instaladas por los ayuntamientos.

Pensamos que la mejor opción es contratar un guía turístico, pero no está reñido con que existan otras posibilidades. Lo bueno es poder elegir.

Si analizamos un poco quién contrata los servicios de un guía vemos que los grupos organizados son sus principales clientes.

Hace algunos días, la compañía Google anunció el fin de su programa “Explorer” por el que comercializaba las gafas Google Glass.

Muchos leyeron entre líneas deduciendo que la poderosa compañía californiana había tirado la toalla en uno de sus productos estrella.

La verdad es que parece eso: un frenazo en seco. Pero recordemos que siempre dijeron que era un prototipo.

1500 dólares, problemas de batería, conflicto de privacidad, baja capacidad… eran ingredientes para que los consumidores rechazáramos este producto.

Además, el interés de los desarrolladores disminuyó a pasos agigantados. Nosotros mismos nos llegamos a plantear si era posible empezar con ello. Pero al final pensamos que era demasiado pronto y la idea nos parecía demasiado feliz aún. Además ahora no eran algo que pudiera tener mucho público.

Para colmo distintas personas que estaban trabajando en el proyecto han dejado la compañía, como Babak Parviz, Adrian Wong y Ossama Alami.

Ya se han valorado suficientemente los encantos de las gafas de Google,  valoremos ahora sus defectos.

Google Glass en museos

Google Glass en museos

Los defectos de las Google Glass

La batería dura poco. Se estima que unas 5 horas (si ya sufrimos con nuestros móviles, ahora le uniríamos las gafas si estas no cambiaran).

Privacidad. Uno de los principales defectos. No es lo mismo que te vean sacando una cámara de vídeo o de fotos, o tu propio móvil a que con una simple orden se comience a grabar todo lo que ves. Además casi de forma automática se comparte con geolocalización. Por el momento Google no quiere incluir el reconocimiento facial que ya tiene desarrollado en este dispositivo.

Guías turísticos versus tecnología
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